🌞#FelizVerano. #Años40. Viajemos en la ⏳MÁQUINA DEL TIEMPO🌀 al año 1948: "PLAYA MARÍA TRIFULCA".
🌞#FelizVerano. #Años40. 📸 1948. #Sevilla en su memoria en esta conocida y añorada fotografía, la cual resulta perfecta para estas calurosas fechas...
En la década de los años 40 y 50, aunque parezca mentira, Sevilla tuvo una 🏖️"PLAYA"🏖️, la PLAYA de nuestros MAYORES, llamada... ¡¡MARÍA TRIFULCA!!...
📜UN POCO DE HISTORIA📜
🏖️¿Dónde estaba situada esta mítica e histórica playa fluvial?... Pues, el lugar es bastante fácil de ubicar, ya que se situaría bajo el actual Puente del Centenario. Estando cercana, en la que sería su orilla más familiar, al barrio de Heliópolis y al antiguo desvío del río Guadaíra y, por la margen derecha, junto al Cortijo del Batán y unos metros antes de las instalaciones de Astilleros, siendo esta orilla para un ambiente más diverso.
El origen de este área recreativa se produce tras la ejecución del Canal del Rey Alfonso XII o popularmente la Corta de Tablada, que posiblemente sea la obra hidráulica más importante del s.XX en la ciudad de Sevilla.
Una playa donde acudían muchas familias y jóvenes, pero en contra de lo que pudiera parecer, no era un paraíso y menos aún una balsa de aceite, era una playa peligrosa en la que las corrientes del río e inesperados hoyos jugaron malas pasadas a algunos de los bañistas y fatales a otros que no tuvieron suerte de contarlo. Por ello, muchos padres cautelosos prohibían a sus hijos acudir a esta zona del río Guadalquivir, algunos obedecían y otros más rebeldes no dudaban en acudir a la aventura.
Muchas son los rumores sobre el nombre de la playa, pero en lo que todos concuerdan es en el difícil y duro carácter de la anciana llamada María, ya fuera la castañera que cantaba Manuel Vallejo, una hortelana de la zona, o la mujer de oscuro pasado que dicen otros, lo que está claro es que este personaje femenino fue la inspiración para que haya llegado hasta nuestros días como María Trifulca.
La doble playa de María Trifulca, formada en los cortes del antiguo cauce del río Guadaira y donde luego se alzarían los pilares del puente del V Centenario, estaba en la zona conocida por Punta del Verde desde antes de construirse la corta de Tablada, que la dividió en dos. La gente tenía acceso principalmente por Heliópolis, pero también llegaba a la zona de baños por el cortijo del Batán y las huertas colindantes.
La playa de María Trifulca ocupaba unos 200 metros en cada orilla. En la margen izquierda, de Norte a Sur, estaban las ventas de Concha y de Alonso, además del embarcadero que usaba este último para sus barcas; cerca del citado pantalán se extendía una amplia explanada, mitad arena y mitad barro, que se utilizaba como playa; frente a esta zona y arriba de la orilla, junto a un denso bosque de eucaliptos, estaba la venta de La Cigüeña. Casi a la misma altura tenían establecida la zona de atraque los gánguiles y gabarras de la Junta de Obras del Puerto; los primeros portaban los martinetes con que clavaban grandes estacas en las orillas del río, para evitar la erosión de las aguas, y los segundos recibían de las dragas el fango de los bajos del río.
En la margen derecha, donde los bañistas disponían de una zona más amplia de playa, había dos embarcaderos, el de Mije y el de una empresa dedicada al desguace de pequeños barcos. Ambos eran utilizados como trampolín por los jóvenes más osados. Cerca de la orilla, en lo alto del terraplén, había dos altísimos eucaliptos que vistos desde lejos eran los símbolos de la playa de María Trifulca. Río abajo, muy cercano a la zona de playa, estaba el embarcadero de la fábrica de abonos. También en esta margen derecha hubo zonas boscosas de grandes eucaliptos.
Los barqueros fueron grandes protagonistas de esta historia ya que, además de llevar y traer personas entre ambas orillas, ejercieron durante los años del hambre de hábiles transportadores nocturnos de mercancías de estraperlo, que recogían en los pueblos ribereños y llevaban hasta las orillas de la vega trianera e incluso las zonas traseras del Barranco del pescado y la central de la Compañía Sevillana de Electricidad, en la calle Arjona.
El uso playero de ambas orillas mantenía costumbres inalterables. La margen de Sevilla era generalmente la más utilizada por los niños y jóvenes de clase media que residían en Heliópolis y el Porvenir, abundando las muchachas. Huelga decir que su presencia era siempre a escondidas de sus familiares, como nadadores furtivos... Por el contrario, la margen del cortijo del Batán, a la que se llegaba en barca o a nado, tenía una clientela adulta y más afín al ambiente frívolo de los ventorrillos.
Aquí finalizamos nuestro paseo refrescante de hoy por este lugar de nuestra antigua Sevilla, y recuerda, nuestra historia es nuestro orgullo y el legado de nuestros mayores...
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